viernes, 17 de enero de 2014

bambú japonés

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.
Sin embargo, algo muy curioso sucede con el bambú japonés, algo que lo transforma en no apto para impacientes. Uno siembra la semilla, la abona, se ocupa de regarla constantemente, pero pasan los meses y no sucede nada.

En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, 
a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. 
Sin embargo,durante el séptimo año y en un período de sólo seis semanas, la planta de bambú crece ¡más de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas en crecer? No. La verdad es que se tomó siete  años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, el bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo en la vida cotidiana, muchas veces tratamos de encontrar soluciones rápidas sin entender que el éxito es simplemente el resultado del crecimiento interno, y que éste requiere tiempo.Quizá por la misma impaciencia abandonamos todo, justo cuando estábamos a punto de alcanzar la meta.

De igual manera es necesario entender que muchas veces estaremos frente a situaciones en las que parece que nada sucede. Y esto es sumamente frustrante. Quienes no se dan por vencidos van creando, imperceptiblemente, el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste llegue.